martes, 3 de enero de 2012

La estrella :)

Estaba emocionado. Hacía cerca de un año que lo esperaba con ansiedad y estuvo pronto cuando oyó unos pasos en el comedor. Raudo saltó de la cama y a paso de caracol, con mucho cuidado de no ser escuchado, se aventuró en el largo pasillo que desembocaba en el recibidor. A media distancia de éste se hallaba el comedor con el preciado y cadencioso murmullo del aire nocturno de la periferia mallorquina. Al llegar ante la puerta de la sala con el supuesto pero preciado tesoro se adentró mas cual fue su sorpresa de no encontrar aquello que buscaba. La estancia seguía como habitualmente. Su mesa donde cada día la familia se reunía permanecía en su sitio, los sofás carentes de ilusión continuaban en frente de la televisión, hogar de sus sueños y esperanzas matutinas hasta que llega la hora de irse a la escuela. Apunto estaba de volver a su habitación cuando se percató de una pequeña llama que alumbraba la terraza cuya puerta abierta a sus propósitos permitía ver el fulgor de dicha lumbre. Salió a ésta pertrecho con, tan sólo, su pijama, su albornoz y sus pantuflas. Fuera pudo contemplar a una pequeña estrella que extraviada del firmamento parecía sonreirle. Poco tardo el astro en saber de su presencia y salió disparado hacia el cielo donde sus compañeras lo aguardaban. Con la vista dirigida a las alturas y con los ojos con lágrimas contenidas de asombro se presentó ante sí una escena que cerca de parecer soñada fue bien real. Las ovejas pastaban, en un día esplendido, en las praderas mallorquinas y los caballos galopaban libremente sin ataduras ni tapujos. El ser humano parecía no existir en esta realidad o por lo menos no hacía acto de presencia. Todo era feliz y próspero. De repente todo se oscureció, la noche había llegado y el cielo lejos de ser tan estrellado como el que acababa de ver era totalmente yermo, vacío salvo por una sola estrella la estrella que le había sonreído y a la que él correspondió de la misma forma.
A la mañana siguiente despertó con la imagen de la estrellita gravada en su cabeza. Su madre fue a despertarle con una noticia que cambió su semblante de anonadado a jubiloso ¡Habían venido! Corriendo se precipitó por el largo pasillo llegando al comedor que esta vez si había sufrido un gran cambio. Los regalos rebosaban en los sillones y los dulces desparramados por la mesa dejaban entrever una nota que asomaba vergonzosa entre las monedas de chocolate. La nota decía así: Recuerda que las estrellas son la guía que nos lleva a todas las partes del mundo. Encuentra tu estrella y si lo has hecho acuérdate de ella, nunca se sabe cuando te hará falta ;)

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